Con mirada perdida, inquieta, atravesé, eso sí, tranquilamente, un largo y desierto pasillo que me llevaría a la terminal de mi vuelo. Sólo llevo una maleta de tamaño mediano, que arrastrando ruidosamente en la mano derecha, empieza a ponerme bastante más nervioso. Pueden estar pensando que soy un tipo inseguro con una incipiente y más que típica fobia a los aviones, pero en este caso, no era para nada así. Es más el incierto destino y la emoción lo que me llevaba a tener las pulsaciones a mil por hora.
- Atención: el Aeropuerto de Gran Canaria informa a los pasajeros del vuelo Spanair JK 5432 con destino París; embarquen inmediatamente por la puerta A23. Muchas gracias …
Inmediatamente una música empieza a sonarme dentro de la cabeza, sinuosos acordes que se entremezclan con los acelerados latidos de mi corazón. Ya casi no puedo escuchar nada, sólo el bullicio del gentío, mensajes de atención que ahora no interesan, y esa especie de melodía interna, que bien podría acompañar a una actuación de trapecistas en un circo. Apuro el paso hasta llegar a la cola, generosa cola de la puerta A23. Una mueca de desagrado me atraviesa el rostro, que al llegar, torna en un suspiro, y dejo reposar mi maleta. Ahora puedo sorprenderme de la mejora que supone para mis alterados nervios dejar de oír el traqueteo de las desgastadas ruedas. Por fin, uno se permite parar a observar lo que le rodea. Una costumbre, o como decía mi viejo profesor de dibujo, un buen hábito, que he adquirido con el tiempo y mi trabajo, y que ahora, curiosamente, ayuda a que me relaje unos instantes.
Mientras la fila de gente va avanzando, alcanzo a deleitarme contorneando con los ojos los frágiles y redondeados rasgos de una joven, posiblemente una parisina que vuelve a casa, acompañada por una rechoncha anciana. Sacándome varias cabezas, casi no me deja ver nada un hombre muy alto con un extraño sombrero. Está claro que más de la mitad de los pasajeros no son de por aquí …
Unos minutos más tarde ya estaba a punto de entrar en el aparato.
miércoles, 19 de marzo de 2008
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